miércoles, 15 de junio de 2016

Día 59

¿Cómo Stephen Curry consiguió los mejores tobillos en los deportes?
Stephen Curry no sabía si despertaría siendo dueño de los tendones de un hombre muerto.

El 25 de abril de 2012, dentro del Instituto Ortopédico de California del Sur en Van Nuys, un reconocido cirujano observaba de cerca a Curry, quien poco a poco iba perdiendo la conciencia. Por lo general, el Dr. Richard Ferkel, quien ha hecho miles de orificios en cientos de tobillos de jugadores de la NBA desde 1983, sabe con exactitud lo que encontrará, incluso antes de la aplicación de la anestesia: daño estructural, tejido cicatrizado, etc. Sin embargo, en esta ocasión, en el quirófano del cuarto piso, había algo que no cuadraba con el paciente de 84 kg. Mientras el reloj avanzaba inexorablemente y la familia Curry rezaba al final del pasillo, Steph se durmió rodeado de misterio.

Antes de que los medicamentos surtieran efecto, Ferkel explicó una serie de posibles resultados. Menos de un año antes, en Charlotte, Carolina Norte, ciudad natal de Curry, un especialista ya había operado ese mismo tobillo derecho y reconstruido dos ligamentos que se habían separado como un suéter podrido. ¿El peor de los casos en este momento? Una reconstrucción total, es decir, se haría un nuevo intento de reparar lo que ya se había reconstruido en la primera cirugía de Curry. En caso necesario, se usarían mejores piezas de repuesto -específicamente, los tendones de un cadáver- y el tiempo de recuperación estimado sería de, por lo menos, seis meses. Pero tal operación también sería bastante extrema y nadie tenía la certeza de que la nueva articulación aguantaría en la cancha. Una cosa era casi segura: a seis meses del vencimiento del contrato de novato de Curry, el 1 de noviembre de 2012, su futuro con Golden State sería aún más vago. Su representante seguramente tendría que negociar una prórroga antes de que su tobillo reconstruido pudiera aparecer en un juego.

Es necesario comprender: los cuatro médicos y las dos enfermeras en el quirófano no sabían que estaba en sus manos el futuro de la NBA. Nadie, en ninguna parte, pensó que el joven de 24 años, al que aún le pedían que comprobara la mayoría de edad en el restaurante California Pizza Kitchen, fuera la próxima pesadilla de LeBron James y Kevin Durant. En aquel momento, la trayectoria de Curry era simplemente deprimente: en su primera temporada en la NBA después de la primera cirugía, sufrió cinco esguinces de tobillo en solo 26 juegos.


"Estaba doblándose el tobillo de formas totalmente inusuales y absurdas", dijo el gerente general de los Warriors, Bob Myers. Una vez, Curry se lo torció al saltar hacia una línea de pase durante un juego de pretemporada contra los Lakers. En otra ocasión, estaba botando la pelota contra los Spurs, sin nadie alrededor, cuando su pide derecho se coleó como un neumático viejo sobre hielo. "Fue aterrador", dijo Myers. "Nunca antes había visto a nadie torcerse el tobillo de esa forma. Y no lo he vuelto a ver desde entonces".

La liga alguna vez imaginó a Curry como un francotirador, con un talento para engañar al adversario digno de los más grandes magos. Pero ahora, mientras el base de los Warriors yacía sobre la mesa del quirófano de Ferkel, su carrera parecía más un crossover a la inversa: un caso en el que los tobillos quiebran al hombre. "La gente comenzó a decir que Steph tenía tobillos de cristal. Steph es el Grant Hill 2.0", recuerda Bryant Barr, el mejor amigo de Curry y su compañero de equipo en la universidad de Davidson. "No disimulaba sus emociones, su frustración". Increíblemente, en la universidad no tenía antecedentes de lesiones en el tobillo. ¿Cómo profesional? Las escenas de Curry botando su protector bucal, golpeando una silla acolchada o retorciéndose de dolor en el suelo, se hicieron más populares que las jugadas destacadas.

No obstante, cuando Curry finalmente perdió consciencia en la mesa de operaciones, sucedió algo extraordinario. Una serie de pruebas de fuerza, estudios de los nervios, rayos X, resonancias magnéticas y tomografías habían fracasado en su intento por determinar el motivo por el cual su tobillo seguía doblándose. Sin embargo, una serie de radiografías de esfuerzo realizadas a medio sueño, cuando el dolor no puede impactar el movimiento, descartó oficialmente cualquier daño estructural de los ligamentos. Una cámara de alta definición de 28 gramos que se condujo hasta el subtalo y las articulaciones del tobillo de Curry, produjo imágenes de gruesas y pegajosas bandas de tejido cicatrizado ("como carne de cangrejo", dijo Ferkel), así como tejido inflamado, espolones óseos y trozos de cartílago. Para cualquier otra persona, mariscos ortopédicos podrían sonar repugnantes. Para Curry, "eran buenas noticias", dijo. "El resultado menos invasivo". Un dispositivo motorizado, llamado rasuradora, raspó y aspiró todo en menos de noventa minutos. No fue necesario hacer uso de los tendones de zombi. Tiempo de recuperación estimado: de tres a cuatro meses.

Obviamente, es más fácil decirlo que hacerlo. Tres meses más tarde, en julio del 2012, Curry se estaba rehabilitando con su entrenador personal, Brandon Payne, cuando hizo una sorprendente confesión: "Siento que lo único que he estado haciendo durante dos años es rehabilitación", le dijo Curry de manera silenciosa. "Siento que nunca podré jugar de nuevo".

Su aspecto era excepcionalmente desdichado. Y todos podían verlo.

"Steph estaba harto", recuerda Myers. "Dijo: 'Este problema con el tobillo va a ser mi vida'".



Poco antes de la medianoche en el centro de Atlanta, en la sala de jugadores del extrañamente vacío Philips Arena, Keke Lyles está girando las caderas al tiempo que se agarra las nalgas con ambas manos. Lyles puede entrar las veinticuatro horas a esta sala, como el nuevo director de desempeño atlético de los Hawks, para supervisar las decisiones médicas, de rehabilitación, y fuerza y acondicionamiento físico. El barbado ejecutivo de 31 años recibió el impresionante título, que venía acompañado por la facultad para elegir a su propio personal, para convencerlo de abandonar a su anterior empleador, Golden State. O, como LeBron James describió el equipo campeón en noviembre: "El equipo más sano que jamás he visto en la historia de la NBA".

Antes de incorporarse a los Warriors como director de desempeño en 2013, Lyles estuvo observando a Curry desde lejos en Minnesota, donde era entrenador de fuerza y acondicionamiento físico de los Timberwolves. A pesar de toda su desesperanza en julio del 2012, Curry llegaría a jugar 78 juegos esa temporada con cifras de 22.9/4.0/6.9. La cirugía de Ferkel, no obstante, no fue una cura milagrosa. "Uno podía ver que Steph no confiaba en su tobillo", decía el escolta Brandon Rush, quien formaba parte de aquel equipo del 2012-13. "No intentaba las jugadas que hacía habitualmente. No terminaba jugadas ni recibía choques como de costumbre". Curry se perdió cuatro juegos en enero de 2013 por esguinces de tobillo, tuvo que abandonar la cancha en un juego en marzo por el mismo motivo y, peor aún, se torció el tobillo izquierdo en ambas series de playoffs de los Warriors, perjudicándolo contra los Nuggets y después los Spurs.

Así que Lyles llegó a Oakland con una nueva teoría. A primera vista, el graduado del noreste puede parecer un exatleta y buen hermano, quien, al haberse criado en Carolina del Sur, técnicamente lo es. Pero en el penúltimo año de la secundaria, su trayectoria como basquetbolista se vio interrumpida por una condición llamada impacto femoroacetabular, en la que un crecimiento extra del hueso causa un dolor insoportable en la cadera. Según Lyles, esa parte del cuerpo fue la que despertó su obsesión por curar atletas. Y esa misma parte del cuerpo es la que le vino a la cabeza, años después, cuando Lyles se enfrentó a su primera y más importante misión en Golden State. De ahí el agarre pedagógico de su trasero.

Lyles creía que Curry estaba entre los mejores del mundo en cambios de dirección. Pero el base dependía excesivamente de sus tobillos para obtener velocidad y rapidez. Sus tobillos nos hacían pensar en las míticas alas de Ícaro: derritiéndose, como si estuvieran hechos de cera, debido al exceso de uso y la ambición. Pero ¿qué sucedería si Curry encontrara otra forma de volar? "Los desplazamientos son una estrategia del tobillo", explicó Lyles, "pero la fuerza viene de las caderas. Quería enseñarle a Steph a usar las caderas para reducir la carga de los tobillos".
Curry, atormentado por interrogantes después de los esguinces que sufrió en los playoffs del 2013, ("Tenía que rehabilitarme entre juegos, y eso me trajo recuerdos", dijo) quedó inmediatamente entusiasmado con la idea.

El mejor tirador en la historia de la NBA, tal vez sin que resulte sorprendente, aprendió rápidamente la técnica del ejercicio. "El sistema nervioso central de Steph es el mejor con el que he trabajado", dice Lyles. "Esa es la razón por la que es un gran golfista, un gran jugador de bolos, un gran tirador". Curry rápidamente perfeccionó una posición de yoga llamada postura del avión, diseñada para desarrollar equilibrio y fuerza central corporal. En solo diez minutos, conquistó la bisagra de cadera, el movimiento básico de los ejercicios explosivos para la parte inferior del cuerpo. Incluso, durante su primera sesión con Lyles, dominó la barra hexagonal para realizar peso muerto, que sirve para desarrollar los glúteos y el tendón de la corva. A otros jugadores, por lo general, les toma una semana.

Al principio, el esbelto Curry podía levantar la lastimosa cantidad de 200-225 libras. Pero después comenzó el trabajo: una película en la que se muestra su completa transformación, aunque sin los teátricos entrenamientos al estilo Rocky. "El tipo está siempre en el gimnasio", dice su compañero de equipo, Klay Thompson. "Steph simplemente se apegó a la rutina de ejercicios. Le dedica el mismo tiempo a su cuerpo que a su tiro en suspensión". Para el segundo año del programa, Curry ya podía levantar 400 libras, más del doble de su peso corporal y la segunda mayor cantidad en los Warriors, por detrás del pívot Festus Ezeli de 2.11 m y 120 kilos. "Steph se volvió más consciente de cómo debía cuidar su cuerpo", dice su padre, Dell Curry, un veterano que jugó 16 temporadas de la NBA. "Le ayudó a comprender que su cuerpo es su carrera".

El objetivo no es crear volumen; Steph prefiere pesar no más de 86 kilos de esculpidos músculos. En cambio, Lyles y Payne -a quien Curry todavía encomienda sus tobillos durante el verano- insisten en la importancia del equilibrio en medio de una tormenta de saltos, cortes violentos y situaciones de cortina y desmarque. Por ese mismo motivo, cerca del 90% del trabajo de fortalecimiento del tren inferior que Curry realiza con Payne es con una sola pierna: desplantes en reversa con una pierna, sentadillas divididas con pie trasero elevado, peso muerto con una sola pierna. Un calentamiento en la offseason normal incluye pararse como un flamenco en una almohadilla azul de Airex, mientras Payne dificulta la visión de Curry, algunas veces con gafas estroboscópicas parpadeantes, y le lanza balones. "La fuerza central corporal de Steph", declara Payne, "es inigualable".

En cada una de las últimas dos temporadas, Curry ha embestido la pintura -un mar de peligros para la parte baja de la pierna- y ha tirado con mayor frecuencia y con mayor efectividad que todos los jugadores, excepto siete, todos ellos de mayor tamaño. Nadie es mejor que Curry para romper cinturas mediante giros de cadera, como cuando le hizo tres fintas a Kawhi Leonard el 25 de enero, antes de encestar un triple de esquina, transfigurando al mejor jugador defensivo del año en un contorno de tiza. Y aún así, esa jugada posiblemente no haya sido más impresionante que una siete días antes, cuando Kyrie Irving y LeBron James le hicieron sándwich a Curry en la zona. Arrojó al suelo a James, de 114 kg, con un movimiento de judo, se liberó de Irving, salió a toda velocidad de un bloqueo y encestó un triple en el tiempo que le tomó a James levantarse. "La forma en la que Steph se mueve, el 98% de la gente se lesionaría intentando correr así", dijo Kirk Lacob, GM asistente de los Warriors e hijo del dueño Joe. "Creo que la gente pagaría por ver a Steph entrenar".

Observar al basquetbolista de 27 años quedarse en la cancha ha sido un regalo. Durante las últimas dos y media temporadas -un periodo que incluye tres convocatorias al equipo All-Star, una medalla de oro en la Copa Mundial de la FIBA 2014, 28 juegos de playoff de la NBA y un título (hasta ahora)- Curry se ha perdido únicamente dos juegos debido a problemas relacionados con los tobillos. El primero fue en noviembre de 2013, como precaución por un hematoma óseo en el tobillo izquierdo. El segundo fue en febrero del 2015, luego de que su pie derecho aterrizó en el pie izquierdo de Boris Diaw. Y eso es todo.

La teoría parece haber funcionado.


Pero aquí en la sala de Atlanta, Lyles tiene cuidado de filosofar sobre la infinita constelación de factores que componen cualquier lesión. Habla sobre el par de tobilleras de Zamst que Curry usa en todos los juegos. Y el par de zapatos deportivos de Curry, que Under Armour diseñó científicamente para sus pies. Y el conocimiento que los Warriors han obtenido con respecto a la fatiga, al realizar análisis con acelerómetros con GPS usados por los jugadores durante los entrenamientos y cámaras superiores SportVU en los estadios. Y el sincero compromiso del entrenador Steve Kerr de mejorar la salud mediante la reducción del estrés personal. (En los días de entrenamiento, Lyles mandaba de forma intermitente a Curry para que se relajara con su familia o jugara golf con el alero Andre Iguodala).

Después está la plantilla de los Warriors, que es tan buena y sólida que Curry, en 50 juegos, promediaba apenas 33.8 minutos por juego (decimotercero en la NBA), reduciendo la exposición al riesgo. El año pasado promedió 32.7 (lugar 41). "Todo eso importa", dice Lyles. "Podría argumentar que todo importa".

Lo que significa, lógicamente, que cualquier cosa puede ser una amenaza.

Es enero y falta media hora para que Golden State reciban a Miami. Bob Myers y Kirk Lacob están sentados alrededor de una mesa circular en un pequeño cuarto trasero abajo del Oracle Arena, reflexionando sobre los tobillos de Curry. Del mismo modo que cualquier otra directiva deportiva -debido, al menos en parte, a su proximidad al Valle de Silicón- los directivos de Golden State cuantifica seriamente el riesgo de las lesiones. Sí, Myers y Lacob están de acuerdo: cualquier amenaza tiene importancia. "Pero la aspiración es medir cuanto podamos", dice Myers.

Los Warriors contrataron a un nuevo jefe de rendimiento físico y medicina deportiva, el experto en ciencias deportivas australiano, Lachland Penfold, teniendo en mente esta misión basada en datos. "Con el tiempo", dice Lacob, "tendremos, algo así como un medidor de fatiga tipo video juego. Alguien como Lachland será capaz de acercarse a Bob y Steve [Kerr] y decirles, 'Señores, está en 77 y nuestro límite es 75 para que sea seguro que juegue'". (El equipo se negó a permitir que Penfold estuviera disponible para una entrevista).

Obviamente, a la hora de renovar contrato con Curry antes del 1 de noviembre de 2012, no había nada remotamente parecido a dicha tecnología. Cuando se le pregunta sobre las razones detrás de su propuesta, Myers sonríe como un operador que compró a Google durante una recesión. "Me hubiera gustado poderle pagar más a Steph", dice con una sonrisa. Pero el gerente general indica que en el momento del desembolso -una prórroga de 44 millones de dólares por 4 años-, Curry se acababa de torcer el tobillo derecho en la pretemporada, por lo que se le etiquetó de forma tajante como inseguro.
"Así que decidimos apostar en un par de cosas", explica Myers. "Apostamos en él como ser humano. Apostamos en su habilidad. Apostamos en el hecho de que es el tipo de jugador que haría cualquier cosa por regresar y tomar decisiones inteligentes y ser diligente".

Pero tiene que quedar perfectamente claro: "Nadie hubiera imaginado que esto pasaría", dice Curry. Era inconcebible que los Warriors pudieran algún día plantear la teoría que se estaba proponiendo dentro de ese cuarto trasero: Un Steph Curry que nunca se hubiera lesionado los tobillos sería menos preferible que el Steph Curry que tenemos en la actualidad.

"Los problemas de tobillos hicieron que trabajara de forma más inteligente, para evitar estar en esa posición de nuevo", dice Lacob. "Si no los hubiera tenido, tal vez no tendría la misma fuerza central corporal". "Hizo que Steph fuera lo que es hoy", agrega Myers, asintiendo con la cabeza.

Esto no quiere decir que el círculo de allegados a Curry haya dejado de preocuparse por él. Cinco distintos entrevistados tocan madera cuando hablan sobre sus tobillos. Uno de ellos, el entrenador auxiliar de los Warriors, Bruce Fraser, quien supervisa la célebre rutina de tiros previa a los partidos de Curry, muestra su preocupación por los defensas que defienden los tiros en suspensión de Curry poniéndose abajo de él, convirtiendo sus pies en minas terrestres. "No sé si Steph es consciente de ello", dice Fraser. "Y no sé si quiero que piense en eso". Por otra parte, Ferkel, hace visitas periódicas al Área de la Bahía, simplemente para ver cómo están las cosas. Y Payne no puede borrar lo que sintió al ver a Curry cojeando después de golpearse la espinilla izquierda contra el pívot de los Lakers, Roy Hibbert, en enero. "Realmente me asustó", dijo el entrenador. "Me hizo recordar inmediatamente las escenas de Steph lesionado". Payne suspira y agrega: "Verlo no es tan agradable como pudieran creer. Es tener los nervios de punta".

En ocasiones, Dell se niega a sentarse. Esta Navidad, a la mitad del segundo cuarto del juego de los Cavs en Oracle, Steph tuvo que ir al vestidor para que le revisaran una distensión del músculo de la pantorrilla derecha. Era exactamente el tipo de escena que lleva a los pesimistas a hablar sobre una regresión a la media... y a los amigos de Lyles en Atlanta a enviarle mensajes de texto en son de broma, ¿Cuánto tiempo pasará hasta que suene tu teléfono? ... y a un aterrado padre a abandonar repentinamente su silla para acompañar a su hijo. "Siempre que estoy en el juego y Steph recibe un golpe", dice Dell con timidez, "atravieso el edificio bastante rápido. Solo para ver qué es lo que está pasando". Es incluso más asombroso que el jugador en cuestión sea el menos nervioso de todos.
En el vestidor de los Warriors, después de vencer de forma aplastante al Heat por 15 puntos (Steph registró un insípido 31), Curry medita sobre la teoría de su evolución que proponen sus directivos. Después de toda esa agonía e incertidumbre, ¿realmente cree que los absurdos problemas de sus tobillos le evitaron una carrera peor?

"Así lo creo", responde Curry con naturalidad. "Definitivamente me hizo entender la importancia de la ética laboral. Después de la cirugía, me he mantenido motivado a aprovechar cada día. Hubo un momento cuando solo me preocupaba por jugar básquetbol, y no pensaba en jugar en un nivel alto. Ahora intento divertirme lo más posible en la cancha. No disfrutas la cirugía y el proceso de rehabilitación. Pero, disfruto el resultado, desde luego".

Ciertamente, su respuesta conlleva un aire a cliché. Pero cuando recuerdas todo lo que debe ignorarse para aceptar esta sucesión de acontecimientos inconclusa, la positividad suena menos a optimismo y más al verdadero secreto por el cual Steph Curry está volando más alto que nunca.


Aprendió a olvidar, finalmente, que aún podría caer. Artículo completo aquí.


martes, 14 de junio de 2016

Día 58

Ullrich (Fernando Chacón) nos pone firmes con su test/comparativa de zapatillas neutras, preparad los bolsillos porque os querréis comprar todas, gracias.



ESPECIAL COMPARATIVA: LOS ASES NEUTROS

Está claro que si te pones a comparar los topes de gama en todas las marcas sean neutras o pronadoras ninguna es coja pero siempre hay alguna que flaquea, que se queda descolgada, etc. Este año parece que los astros se han alineado para traernos una lucha sin cuartel en la que ya no solo tenemos a la Glycerin de Brooks, Triumph de Saucony o la eterna New Balance 1080 sino que a la fiesta se une una inesperada Mizuno Enigma que viene de tapada dispuesta a dar el disgusto a las vacas sagradas.

CADA CUAL CON SU HERENCIA
Herencia, esa palabra tan de moda en algunos ámbitos, puede suponer una ventaja o desventaja según se mire. Así por ejemplo tenemos a la Saucony Triumph ISO que por un lado juega con la ventaja de haber tenido una antecesora brillante pero a la vez tiene el peso de sustituirla. La Glycerin opta por el continuismo así que en cierto modo solo encuentra beneficios de lo que lleva a la espalda. La 1080V6 por su parte es tan sumamente distinta a sus antecesoras que le resulta totalmente neutral su pasado. Sin duda la más beneficiada por su herencia es la Mizuno Enigma 5 quien sin duda no solo destaca por su calidad sino por el enorme salto de calidad con respecto a sus antecesoras. En este sentido es la gran beneficiada porque a poco que tu vendedor te invite a probarlas meterás el pie sin esperar nada y saldrás bastante convencido.

COMIENZA EL CAREO: AMORTIGUACIÓN
Aquí quien menos amortiguación se gasta se puede llevar el adjetivo de sublime. En cuanto a cantidad es realmente difícil cual tiene más porque el nivel es altísimo y pocos pies tendrán la capacidad de detectar la cantidad por encima del tacto o recorrido. Así por ejemplo es bien fácil percibir las ingentes cantidades que ofrecen tanto 1080 V6 mediante su sistema Fresh Foam o la Triumph ISO 2 con su Ever Run ya que tienen recorrido algo más largos y tactos más mullidos. Son amortiguaciones más intuitivas que las que ofrecen Brooks Glycerin 13 y Mizuno Enigma 5 que necesitan unos metros para demostrar que no van a la zaga.

Si en cantidades no hay diferencias reseñables tendremos que buscar los detalles para determinar la ganadora así pues vayamos al detalle de cada una:

Brooks Glycerin 13:
Presenta una media suela compuesta de Biomogo y Super DNA. Ofrece un tacto medio, a secas, gran resistencia a la fatiga y un rebote medio-bajo. A pesar de tener un dropp relativamente alto (10 mm) presenta un gran equilibrio entre talón y puntera. Su virtud es desde luego el equilibrio, no se le pueden buscar grandes fallos y quizás sea la reactividad su punto más débil.

Mizuno Enigma 5:
Su media suela compuesta por E4IC y la ya clásica placa Wave acicalada para la ocasión con nuevos cortes y curvaturas lleva como principal y novedoso argumento una capa por debajo del mencionado Wave del nuevo material E4ICX que es más blando y le confiere un tacto muy mullido y muy reactivo. El resultado es muy equilibrado puesto que cada material ofrece un comportamiento distinto. El E4ICX es muy blando, se encarga de darle el buen tacto y el rebote. El Wave es el tipo duro de esta película, quien hace la filtración de los impactos y pone la estructura. El E4IC que va pegado al pie es de tacto medio y es quien pone la nota de equilibrio para que no notemos los excesos de los otros materiales. La amortiguación está equilibrada pero es mayor en el talón. Presenta también alta resistencia a la fatiga y aun sin ser la mejor en nada tampoco tiene fallos.

New Balance 1080 V6:
Ya conocíamos el Fresh Foam por otros modelos de la marca pero en esta 1080 aparte de por sorpresa ha entrado por la puerta grande. Su peor defecto es que la marca no nos ha dicho nada pero sorprende que el rebote sea tan bestia y no hayamos oído a nadie sacar pecho. El tacto es mullido pero el recorrido no, lo que añade mérito porque esto le permite ser más estable. Aguanta muy bien el paso de los kilómetros, da una gran cantidad de amortiguación y saca una de las mejores ratios amortiguación/peso. Gracias a su dropp de 8 mm puede permitirse tener prácticamente la misma amortiguación delantera que trasera. Por ponerle un pero es que tiene un volumen elevado debido a la disposición de las celdas que deja muchos huecos.

Saucony Triumph ISO 2:
Estrena sistema, el Ever Run, pero no por ello pensemos que vienen a hacer experimentos porque si de algo sabe Saucony es de amortiguación. En realidad el Ever Run que aquí aparece en forma de doble plantilla y como cuña en la zona de aterrizaje en el talón no viene a otra cosa que a completar lo mucho y bueno que hace el resto de la media suela compuesta por el ya conocido Powergrid+. Cantidad y altísimas dosis de rebote son sus cualidades más destacables. El tacto es blando, el recorrido medio-alto, la resistencia muy buena y su punto fuerte es una de las promesas del Ever Run: No se notan los picos de presión en el pie. Es la más equilibrada en cuanto a reparto de amortiguación y sin duda se lleva el gato al agua si hablamos de amortiguación delantera beneficiada en parte por su dropp de 8 mm que le permite hacer un reparto más equilibrado.
Llegado ese maldito momento en el que me tengo que decantar por una diré que entre la 1080V6 y la Triumph ISO 2 anda la vencedora siéndome casi imposible decantarme por una u otra. Me gusta la 1080 v6 por su equilibrio y la Triumph ISO por el tacto. Otros factores vinculados decidirán como luego veremos.

SEGUNDO ROUND: ESTABILIDAD
Aquí todo está bastante más claro y no porque ninguna vaya mal servida al respecto sino porque el cuarteto queda dividido entre dos que son brillantes, Enigma 5 y 1080 V6, y dos que aunque buenas no brillan: Triumph ISO 2 y Glycerin 13.
Comenzando por la cola diremos que la Glycerin 13 tiene cierta tendencia a la pronación y así es bastante probable que si pronas enseguida se note. La geometría y guía de pisada debería cambiar para mejorarlo. La Triumph ISO 2 por su parte tiene buena base pero un upper demasiado liviano y una base ancha la ensombrece en este aspecto. La primera que pone el listón muy alto es la Mizuno Enigma 5 que con su placa Wave hasta los dedos obra maravillas al respecto y por si acaso tiene la ayuda de una horma y un upper muy bien ajustados en medidas y firmeza. El premio en este apartado se lo lleva sin duda la 1080 V6. Su amortiguación Fresh Foam permite hacer malabares al respecto y eso se nota. Aun teniendo una horma que adolece de una anchura algo excesiva en la parte delantera lo compensa con un upper que agarra el medio pie y el talón como un perro de presa.

TERCER ASALTO: LA MARCHA
Es este tercer asalto el más importante puesto que lleva a la praxis toda la teórica. Hasta ahora la New Balance 1080 v6 ha tomado ligera ventaja pero tiene que demostrar con kilómetros ser la ganadora de este duelo en la cumbre. Una a una estas son las sensaciones yendo lento, rápido, por curvas, asfalto, tierra, mojado, seco, etc:

Brooks Glycerin 13:
Se muestra solvente a ritmos bajos, es muy cómoda, lo filtra todo y es difícil diferenciar cuando cambias de superficie porque la media suela no deja pasar nada. A ritmos altos se notan sus 320 gramos de peso y aunque su perfil es el más bajo no es muy alegre por zonas curvadas. En suelo mojado aprueba con buena nota y el tacto que percibimos siempre es muy bueno. Es sin duda la mejor para aquellos que gustan de rodar lento y muy cómodos.

Mizuno Enigma 5:
Como toda ella el comportamiento de la Mizuno Enigma tiene un puntito de bipolaridad. Aunque la marca ha trabajado mucho para hacerla al gusto del mercado occidental, esto es más blanda y amortiguada, lo cierto es que el ADN es el ADN. Excelente si se trata de rodar lento y muy bien armada para gente que talona, capaz de resultar cómoda al extremo e incluso siendo por unos gramos la más pesada (324 gramos) si le aprietas los machos te enseña el “made in Japan” y te pone en tu sitio. No es que vuele, incluso en zonas viradas su alto perfil tampoco ayuda, pero se atisba cierta capacidad para sobrellevar ritmos algo más alegres, al menos medianitos. Resulta muy estable, todo está en su sitio en general y te da la sensación que pocas cosas se pueden mejorar. A destacar el upper, muy ventilado y que junto a una horma casi perfecta hacen que el pie siempre vaya en sitio. Desde luego si hay que dar el premio a la cero fallos es la Enigma 5 porque aparte de todo lo dicho su suela se defiende en todos los terrenos.

New Balance 1080 v6:
Con todo lo dicho anteriormente ya os podéis imaginar que la susodicha no camina mal. Buena rodadora, mullida y sobre todo excelsa en estabilidad marca la diferencia cuando le apretamos a los ritmos. Ahí el Fresh Foam saca a relucir su capacidad de rebote, magnifica. Su perfil alto, como todas dicho sea de paso, se ve compensado por la gran estabilidad a la hora de pasar zonas viradas. Su contenido peso de 292 ayuda bastante a una buena percepción de ligereza. El pie va muy bien sujeto pero es aquí donde hay que tener cuidado porque la disposición de los refuerzos , quizás mal repartidos, hace que a algunos corredores les parezca que el antepie queda algo suelto y a otros que el arco les ajusta demasiado. A mi particularmente no me ha dado problemas pero no sería demasiado raro que a corredores con pies “particulares” si les diera. La suela se defiende en todas las superficies sin ser brillante pero siempre manteniendo un nivel digno.

Saucony Triump ISO 2:
Con un peso también por debajo de los 300 gramos, un sistema de amortiguación que promete mucho rebote y una suela bastante enfocada al rendimiento parece que la Triumph va salir volando pero recordemos que no está para eso. A pesar de los pesares tenemos debajo tal colchón de amortiguación, sobre todo en los metatarsos, que difícilmente lograremos transmitir fuerza, y con un perfil alto (31-23) tampoco esperes alegrías en zonas curvadas. Eso sí, si tenemos en cuanta todo lo anterior, vamos que tu pie no toca el suelo ni queriendo y que toda la respuesta viene del Ever Run lo cierto es que la ISO 2 consigue sacar ritmos medianos con bastante soltura. Como dicho y aunque haya empezado por ahí no estamos hablando de zapatillas rápidas sino de acorazados para tus pies y ahí sí que pocos peros se les pueden poner. La Triumph ISO 2 es muy amortiguada, hasta el extremo, de tacto blando, quizás algo rígida pero eso a la vez le da fuerza. El punto caliente de esta Triumph ISO 2 es su upper, demasiado liviano que perjudica algo el ajuste y es más proclive a roturas que los de sus competidoras.

CUARTO ASALTO: TÚ MISMO
No iría yo muy largo de coherencia si no metiera al usuario como factor determinante a la hora de elegir cuál de estas cuatro grandes zapatillas elegir. De manera simple y breve te diré cuales son las claves para decantarte por una o por otra:

Brooks Glycerin 13:
Son tu elección si prefieres una zapatilla muy fiable, tiene de todo bueno y sin fallos, eres de rodar más bien lento y prefieres una zapatilla robusta que dure mucho. Evítala por el contrario si tiendes a sudar mucho por los pies porque su nuevo upper si bien está hecho para evitar roturas (uno de los problemas de las anteriores) también es verdad que transpira poco. Si eres pronador leve o llevas plantillas por este problema fíjate bien que no produzcan una pronación tardía, algo bastante común.

Mizuno Enigma 5:
Si quieres la zapatilla que no tiene fallos aunque no sea la mejor en nada esta es tu elección. No le busques fallos porque no los tiene e incluso para los detractores de la marca resulta sorprendentemente buena. Es una compra asegurada.

New Balance 1080 V6:
Son todo lo que te esperas y más, si tienes pronación leve o plantillas valorarás mucho su excelsa estabilidad. Perfecta para pies con arcos altos porque precisamente, y ahí también está su problema, tiende a marcar mucho la zona. Si eres de pies delicados cuidado que se aferra al arco como una lapa. Por lo demás perfectas y encima la más barata de todas.

Saucony Triumph ISO 2:
Si lo tuyo es correr entre algodones y te gusta llevar y notar un colchón bajo el pie aquí tienes tu zapatilla. Cómoda a reventar y por momentos hasta permite alegrías en los ritmos pero sobre todo rodadora. Deberás tener cuidado si eres de los que tiende a jubilar uppers con facilidad porque lo tiene un tanto endeblito.



jueves, 9 de junio de 2016

Día 57

Diamond League en Oslo.

Séptima cita de la temporada. Ruth Beitia llega a Oslo como una de las grandes favoritas en altura; Lavillenie en pértiga; y Kiprop irá a por la 'dream mile'. Además, el esperadísimo gran duelo Schippers-Thompson en 200 metros.




Se puede ver en directo, os pongo un enlace de la página donde hay resultados, horarios y links de video: http://www.watchathletics.com/schedule/watchlive/2049