Hoy carrera a la desesperada para poder llegar a casa. Se me estaba atragantando la vuelta cuando, cerca del río Congost a su paso por Llerona, me di cuanta que si atajaba desde otro punto se me haría mas ameno por la novedad del trayecto.
Una bandada de gorriones salió asustada desde la chopera, ahora desnuda, en dirección al cañizal próximo,el cañizal estaba muy prieto, y los pobres gorriones estaban felices de localizarse y cantar nuevos ritmos al compás de las cañas.
Mas tarde y entre las casas, un pastor aleman empezó a observarme con curiosidad, como buen amigo del hombre esperó... su olfato le dio la pista de mi estado, no salto, pero juntó sus pequeñas pezuñas y oteó entre la reja y la gran puerta del chalet.
Solo con un gran ladrido todo empezó a cobrar vida, las casas, los tejados, los arboles, las pequeñas y grandes ventanas, y hasta el coche aparcado cerca desperto de su mustio gris, dando colorido al callejón sombrío, le salude y segui determinado a acabar, girando en dirección a las casas cerca del club de golf, pero ya con el sol iluminando mi curso.
Me encontré entonces con otro corredor, también determinado a seguir/acabar el dia de entreno, lo salude y ... hasta llegar a casa con 17kms entre pecho y espalda a 12,8km/h.
Ya está a punto de acabar el año, casi (por no decir tod@s), pensando en el nuevo año, un dato que no me pasa desapercibido y que alienta mi día a día en este vagar entre entreno y entreno.
Los ánimos no me faltan, quizás si la suerte y el poco tiempo, que difícil se me hace remontar el vuelo sin el (llámale lesión, obligación o falta de organización...). Este año que acaba era el de los 3000km/año, pero me conformo con los 2400ypico.... para otro curso seguro tendré mejor suerte, a tocar madera...
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